La cara del error era extraña, era uno de esas
caras que no puedes reconocer tan fácilmente, al tratar de volver, me perdí
entre los números y las capacidades que las consecuencias dejan tiradas por
todos lados.
Si es cierto, la ayuda que vino desde los puntos
era la misma que desde hace rato juega con las balas, la misma que deshoja a los
cartuchos y además, es la misma que la cara tiene tatuada cerca de un ojo (el
izquierdo o era el derecho, ahora tampoco recuerdo).
Y ese día las características me llamaron y
pude visualizar lentamente que ella era la causante. Ella escribe y uno sin
querer mueve una mano, escribe y uno inserta la aguja, escribe y el índice va
al metal, escribe y exactamente no se recuerda lo demás.
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