Se viene por la puerta, directo a los fractales del fondo. Se concentra. Se abstiene de besarme. Se desdobla de ganas y al final, cuando la carne insiste, recurre al método más sutil, me implora perdón.
Verifico el tic tac. Todavía tengo tiempo. Abro la ventana y doy el paso definitivo.
Verifico el tic tac. Todavía tengo tiempo. Abro la ventana y doy el paso definitivo.
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